sábado, 2 de abril de 2011

Viernes 01 de Abril de 2011

Uff que malo es tener que madrugar y mas aún si estas de vacaciones. Hoy tocaba excursión a las afueras de la ciudad, iba a las Blue Mountains que están situadas a unos cien kilómetros de la city.

Las Blue Mountains, es un parque natural considerado también patrimonio nacional  en el que se puede ver la flora y fauna autóctona australiana. Se pueden ver animales típicos, como Kanguros que fue lo primero que vimos, pero a los que no mostré demasiada atención ya que los había visto también en la Great Ocean Road. Así que la primera parada que hicimos a mi me sobró.

Bueno, que además de animales se puede encontrar mucha flora y toda la naturaleza típica australiana.

Como me pillaba un poco lejos la zona y no tenía demasiada información de la misma opte por lo fácil, por coger una excursión a la zona. Hay multitud de ellas, pero yo elegí una del hotel que además de ser la mas barata estaba avalada por Lonely Planet, asi que muy mal se me tenía que dar para no acertar.

A las siete y media de la mañana me pasaban a recoger por el hotel y de ahí ruta por distintos hoteles y albergues para ir recogiendo a más gente, un total de 22 de diversas nacionalidades, Alemanas, Estadounidenses (era el grupo mayor), Londinenses y un par de Malayas. Y además de todas las edades, las mas jóvenes las alemanas, seguidas por el grupo de americanos y los más mayores un matrimonio australiano de muy avanzada edad, rondando los ochenta.

Pues nada que después de las presentaciones del grupo, empezando por Paul nuestro guía y luego uno a uno presentándose y diciendo de donde provenía emprendimos camino.

La primera parada fue para un pequeño tentempié a base de zumos y cookies y donde además nos explicaron la ruta que íbamos a hacer. Lo primero lo ya comentado de los Kanguros.  Seguido a comenzar el parque propiamente. Fuimos a las cataratas de Wentworth. Unas enormes cataratas que al principio solo pudimos escuchar porque el bonito paisaje estaba cubierto por una tupida niebla que impedía ver nada. Pero parecía que teníamos la suerte de nuestro lado y poco a poco se fue despejando y a los veinte minutos de llegar y caminar hasta un mirados se empezó a despejar y pudimos verlas.


La verdad es que creo que hubiesen impresionado más si nos hubiésemos acercado a la base de las mismas, pero no pudo ser. De todas las cataratas que conozco me sigo quedando con las de Plitvice en Croacia, de momento no he visto nada parecido.

Luego continuamos camino por distintos senderos del parque donde Paul nos iba explicando cosas del mismo, como el incendio que sufrieron en 2001 y que dejo el parque bastante dañado, pero como la naturaleza está por encima de todo ha vuelto a florecer.

De ahí a comer algo rápidamente a un pueblo llamado Loure porque nos quedaba lo fuerte de la jornada.
Nos encaminamos a ver el mayor atractivo del sitio. Bajar a las profundidades del parque y disfrutar de su entorno y ver las famosas Tres hermanas, que son una formación rocosa con millones de años y que son uno de los atractivos del parque.


Para acceder a la base del parque había varias opciones, una era ir caminando lo que nos podía suponer varios días, y nadie teníamos ese tiempo. Así que optamos por coger el Scenic Railway, una cabina suspendida que nos hacia sobrevolar el vacío y que nos dejaba en la entrada principal del valle. Las vistas impresionaban, por la profundidad del mismo. No se calcularlo pero era enorme y la diferencia de temperatura de la zona alta a lo más profundo así lo decía también.

De ahí bajamos al valle por un Cableway, una especie de teleférico que te dejaba en lo más hondo del valle y desde donde empezabas una caminata en la que te adentrabas dentro de algo parecido a una selva. Unos árboles enormes, plantas curiosísimas, piedras enormes que nos decían que se habían caído de lo más alto en el pasado y que se esperaba que cuando la naturaleza lo quisiese se volvería a repetir. Nos decía Paul que la ultima caída que esta referenciada fue de una enorme piedra que hizo que la fuerza con la que cayó y su enorme volumen, en la ciudad de Sydney se notase un pequeño temblor, y eso que esta a mas de 100 kms.

El paseo era precioso, la temperatura era buena aunque poquito baja, pero un polar lo solucionaba todo, la luz era bonitísima, los sonidos invitaban a desconectar de la ciudad. Vamos todo estaba de la mano para poder disfrutar del momento.


Ya terminando la ruta llegamos a lo que fueron unas minas de carbón que se explotaron en el pasado y que ya estaban en desuso.



De ahí había que volver a subir a la meseta, así que en esta ocasión subimos en el famosísimo Railway. Un funicular que nos devolvería a nuestro origen superando eso sí una inclinación de un 128% con una inclinación superior a los 52º.



Cuando montabas estabas como tumbado en el sitio, pero cuando se ponía a subir parecía que te ponías de pie. Sensación única.

Ya después de eso nuestro periplo por las Blue Mountains iba terminando, pero nos tenían preparada una sorpresa que nadie sabíamos. Íbamos a ir al filo del acantilado, lo que llaman Flat Table, y que no es otra cosa que un acantilado que te lleva al vacío y que es impresionante. La altura del mismo es enorme y puedo asegurar que la gente con vértigo lo pasa muy mal. Hay que tener mucho valor para aproximarse al limite. Había gente que se quería hacer la típica foto sentado en el abismo, pero daba mucho respeto. Yo fui uno de los que no me la hice.


Y ya casi estaba terminando la jornada, de ahí nos íbamos a la zona olímpica de Sydney, donde íbamos a dar una vuelta por toda la zona de las olimpiadas del 2000. A mi la verdad es que me llamaba la atención, pero mi gozo en un pozo. De regreso al parque olímpico el tráfico se complico y no pudimos entrar en el mismo ya que teníamos que coger un ferry que nos devolviese a la bulliciosa Sydney, y el barco no esperaba. Así que era visitar la zona olímpica y perder el ferry o regresar a la ciudad. A mi no me hubiese importado arriesgarme un poco y entrar al menos al estadio olímpico.

Pero bueno, hubo que coger el barco que nos llevaría de nuevo a nuestro punto de partida. Fue un paseo en barco que nos acercó a la ciudad y que nos mostró otro punto de vista de la bahía.

Iba atardeciendo y la puesta de sol era interesante, así como alguna que otra casita que había a las orillas que daban de pensar que los que vivían allí tenían la luz pagada. Yo como tengo intención de venirme  vivir a este país eche un vistazo a alguna, para ir eligiendo donde quedarme  ;-)


Y nada más, llegada a Sydney y cuando estábamos a punto de atracar en el puerto escucho a un grupo de gente habar en catalán en el barco. La verdad es que en todo lo que llevo aquí no había escuchado prácticamente a nadie hablar castellano y mucho menos catalán. Hay algún que otro argentino, pero españoles ninguno. Cuando les escucho les saludo y me dicen que no están de vacaciones, que están como yo de días off de trabajo. Son oceanográficos y han desembarcado unos días para descansar, pero que están trabajando en un barco. Hay catalanes la mayoría y algún que otro malagueño.

Llegamos a puerto y nos depedimos. Cada uno por su lado. Yo me dirijo a la zona de la Opera House a ver si se pone del todo el sol para hacer una foto, pero no es lo que quiero así que lo dejo para otro lado. Pero me doy cuenta que es viernes y que el ambiente en la zona es enorme. Para que luego digan que aquí son sosos, para nada, había un ambientazo enorme y eso que no ví mucho.

En los aledaños de la Opera hay unos garitos que deben ser muy pijos porque iba todo el mundo de punta en blanco pero estaban hasta arriba de gente. Con música en directo y muy buen rollo.

Yo las pintas que tenía no invitaban a mezclarme con trajeados, así que opte por pasar un poco de envidia desde arriba mientras escuchaba al grupo que tocaba en directo y que lo hacían muy pero que muy bien.


Ahh y a ver si alguien me explica que significa esta gente disfraza de la muerte. Me he encontrado varios disfrazados así pero no se porque puede ser…..


De ahí vuelta al hotel, mi cabeza pedía clemencia así que había que regresar a pegarse una ducha y cenar algo.

Cene en los bajos del hotel, un sitio que llaman pizzería pero que puede ser el garito pijo de la zona. No se cuantos premios a las mejores pizzas y cócteles de Nueva Gales del Sur y de Australia. La decoración de bar de serie americana, las camareras (conté hasta quince y perdí la cuenta) iban vestidas con traje de noche, elegantísimas, ambientación musical de lujo, ambiente sano, comida excepcional y servicio de lo mas atento. Eso sí, tanta cosa se paga y una pizza y una coca cola me costo algo mas de 20€, pero bueno from lost to the river….

Y de ahí a recoger la habitación y a dormir, que ya queda poco para terminar la semana y aun quedan cosas por ver.

A ver que tiempo hace mañana sábado y dependiendo de eso optaremos por un plan u otro. Lo que si es seguro es que comenzare el día en el mercadillo de Paddington. No se que me voy a encontrar allí pero todo el mundo me dice que hay que ir el sábado a Paddington y el domingo a The Rocks, es como ir a latinear los domingos a  Madrid. Así que eso haremos y después o Bondi y todas las playas o paseo por Darlinghurt.

Ya se verá.

1 comentario:

Ignigo dijo...

Yo la zona de las Blue Mountains no la visite, una pena por lo que veo.

En cuanto a los garitos pijos de la zona de la Opera, la verdad es que si, ya los recuerdo, la gente iba muy elegante al principio de la noche, pero te puedo asegurar que a última hora a más de uno se lo tenían que llevar a arrastras. ¡Vaya melocotones que se agarraba la gente!