lunes, 8 de septiembre de 2014

GP Italia 05-07 Septiembre 2014


Semana loca. Así se podría resumir esta última carrera en continente europeo antes de comenzar la última parte de la temporada que nos llevará de nuevo al continente asiático y a América.
Ya desde el comienzo del viaje se veía que la semana iba a estar llena de pequeñas complicaciones. En el trayecto de casa al aeropuerto ya fue un pequeño infierno gracias a un niño que no dejo de llorar en todo el viaje y al que su madre no le prestaba la más mínima atención.
En el trayecto aéreo comenzamos con un Bilbao – Paris que estaba repleto de familias que iban a rematar las vacaciones con un viaje a Disneyland París, sitio al que por cierto esta deseando ir desde hace años un amigo ya bien mayorcito para esa excursión, pero que es su ilusión. Me estuve acordando de él en el viaje. Padres e hijos que ya estaban planeando todas las atracciones en las que iban a montar, a los personajes que querían ver y con los que querían fotografiarse y todo ello en voz bien alta para que todos nos enterásemos, como si nos importase….
Luego llegada a Paris, con todo lo que supone aterrizar en Charles de Gaulle (nada bueno) y retraso en el siguiente enlace a Milán.
El último vuelo fue también de esos de recordar. Me tocó cerca un “tierno” adolescente que no dejo de dar por saco en todo el viaje, hablando alto, levantándose, molestando a las azafatas, incordiando a sus padres (siempre digo que un cachete a tiempo soluciona muchos problemas) y no dejando que el resto tuviésemos un vuelo tranquilo. Ya cuando el comandante anunció que estábamos empezando la aproximación todo cambió. El avión comenzó a descender y este chavalito empezó a sufrir en sus carnes el cambio de presión atmosférica. Y sus oídos no debían de estar preparados para tan brusco cambio así que empezó a sufrir los rigores del aterrizaje, con lo cual siguió dando por culo al resto del pasaje. Además la persona que viajaba delante mío le intentaba indicar como aliviar estos síntomas pero no atendía a razones con lo cual el aterrizaje fue una tortura para él y para todos nosotros indirectamente.
Aterrizaje en Linate y protocolo de llegada no sin incidentes. Amenaza de perdida de equipaje por parte de Air France (mi maleta procedía de Paris y casi vuelve allí) y a la hora de recoger el coche, me toca la empleada que no lo tiene muy claro y me pone mil impedimentos. Total que como ya era muy tarde y después del viajecito no me apetecía en absoluto discutir más cedo a sus pretensiones y ya lo solucionaré al día siguiente con la mente más despejada.
De ahí viaje al hotel y tras dar unas vueltas hasta encontrarlo check in y a dormir, por hoy ya era demasiado.
Al día siguiente comienza el proceso en el circuito, llegada de nuestro studio, búsqueda de su localización, informe a las partes correspondientes e instalación del mismo. Todo más o menos rápido y correcto que hasta me da tiempo de irme a comer con mis compis de A3 y a echar unas risas. Hay cosas que por mucho tiempo pase no cambian, así que nos reímos largo y tendido.
 Por la tarde más de lo mismo y sorprendentemente conseguimos terminar a una hora más o menos razonable, así que decidí acercarme a Milán a dar una vuelta por la ciudad.
Una vez allí deje el coche en un parking más o menos céntrico y me fui de paseito por la zona centro a ver de nuevo el Duomo, la Escala, la opera etc, todo muy güiri. Paseo por la ciudad y algo de shopping. En una ciudad donde todo el mundo va tan sumamente elegante te entran ganas de comprarte un traje y ver si se te pega algo del estilismo italiano. Es alucinante ver como tanto ellos como ellas van impecablemente vestidos. Hay que reconocer que son gente elegante. Y ellas son especialmente elegantes y guapas. Dan ganas de venirse a vivir aquí.
 Tras varios paseitos me encontré una calle en la que se había improvisado un concierto donde poco a poco nos empezamos a reunir un grupo de gente hasta que hubo que cortar la calle al tráfico porque ya era imposible pasar por ahí. Es una de esas cosas que encuentras sin pretenderlo y que suman puntos positivos a la ciudad. Lo cierto es que lo disfruté mucho. 
 Después de ahí a cenar y a retornar al hotel. Cuando llegué a coger el coche me encuentro al hombre de turno de la caja intentando explicar algo a un par de güiris. Mientras esperaba me preguntó si hablaba italiano, a lo que de le dije que más bien poco y a ver si le podía ayudar con las dos americanas.
Resulta que estas dos Yankees habían perdido o les habían robado un bolsa en el parking y querían saber si con las grabaciones de las cámaras podían ver que había sucedido. Total que al final y tras un rato haciendo de interprete conseguimos que pudiesen volver por la mañana siguiente después de haber presentado una denuncia en una comisaría de policía para poder revisar las cámaras y aclarar que había sucedido.
Gracias a este incidente puedo dar por bueno el dinero invertido estos meses atrás en mis clases de italiano.
Y cuando ya  me disponía a retirar mi coche, el amable señor del parking me pregunta si ya he pagado el impuesto de entrada a Milano la famosa “Zona C”. Pongo cara de sorpresa y le digo que no se de que me está hablando. Es entonces cuando me cuenta que por entrar al centro de Milán hay que pagar un impuesto diario de 5€ y que si no lo abono antes de 24h tendré que pagar una multa de 90€ que me retiraran de mi contrato del coche de alquiler.
Así que me explica como debo hacerlo. Tengo 24 horas para pagar sino quiero que mi excursión a Milano sea excesivamente cara. Finalmente lo conseguí pagar al día siguiente gracias a la ayuda de mi compañero Luca.
Ya el miércoles se presumía que iba a ser un día más relajado con la llegada del resto del equipo, a los que tenía que ir a buscar al aeropuerto, llegada al hotel, comida y circuito. Ya debía de ser todo normal.
Pero esta semana estaba destinada a complicarse momento a momento. Cuando después de recogerles volvimos al hotel, nos dividimos para que cada uno se pusiese con lo suyo. Nuestro grupo Alex, Rober, Pablo y yo decidimos acercarnos a Monza a comer, de allí hacer compras e ir al circuito. No calculamos que cuando fuimos a comer a las 14:30 ya era demasiado tarde para los horarios italianos, así que después de dar varias vueltas no nos quedó más remedio que ir a un centro comercial a comer en algún establecimiento de sus galerías. No era lo que buscábamos pero era algo de Fast-food o nada.
Y mientras comíamos surgió otro problema a solucionar. Recibí la llamada de una de nuestras invitadas preguntándome acerca de una grabación de la que yo no tenía ni idea y por la que estaba bastante molesta. Así que me tocó entre bocado y bocado investigar que había sucedido para intentar darle solución. Un malentendido que no costó mucho aclarar y en el que hubo que tener mucha mano izquierda con todo el mundo. Pero bueno, para eso estoy aquí para solucionar problemas sino me echarían a la calle.
Problema resuelto, compra de provisiones realizada y al circuito. Y allí surgió el enésimo problema. A pesar de colocar nuestro studio en la que yo creía que era la mejor posición, llegó la parte de realización y no les terminaba de gustar nuestras vistas así que preguntaron la posibilidad de girarlo 180º con el fin de tener otras vistas. Esto suponía que había que deshacer el trabajo de toda la jornada anterior y la del día y empezar de cero y además a contrarreloj porque al día siguiente teníamos directo desde esa posición. Reunión de urgencia y a deshacer lo ya hecho. Quedaba una noche muy larga para los responsables del estudio y una mañana contra el reloj para los técnicos que tenían que tenían que ponerlo de nuevo técnicamente en marcha. Un durísimo trabajo para todos los implicados pero que he de reconocer que no hubo ni una sola mala cara o mala palabra. Todo el mundo aportó su granito de arena y al día siguiente a la hora prevista estaba todo a pleno rendimiento. Gran trabajo de grandísimos profesionales nuestros compañeros.
Llevaba media semana en Italia y no había resultado especialmente fácil, ahora tocaba ver que iba a pasar el resto de días. Y la verdad es que luego todo se tranquilizó y fue mas o menos normal.
El jueves fue tranquilo, el viernes me tocó ir a recoger al aeropuerto a nuestro nuevo colaborador Dani Clos y después estar con Roberto Merhi que había debutado en la FP1 del Gran Premio y que iba a pasar el fin de semana entre su nuevo equipo Carterham y MovistarTV. Habíamos perdido a nuestro colaborador Jaime Alguersuari y habíamos incorporado a Dani Clos y Roberto Merhi. Dos grandes fichajes que nos acercan la F1 desde el punto de vista del piloto. Y además dos grandes tipos.
Y lo que restaba del fin de semana ciertamente fue tranquilo. Todo más o menos según lo planificado, con algún pequeño sobresalto que incluso se agradece para no bajar la guardia y calor, mucho calor que hizo que terminase el fin de semana muy cansado pero contento por el resultado logrado.
Ahora tocaba despedirse de la parte del equipo que ya no viajará más con nosotros esta temporada. La gente del autobús como le llamábamos nosotros, a pesar de ser un trailer articulado. Al salir de Europa ya no viajan más con nosotros así que tocaba despedirse de una parte de nuestro grupo.
Al resto me los volveré a encontrar o bien la semana que viene en Singapore o bien a otros en USA, otros en Tokio, otros en Nagoya…. Es curioso como en las despedidas vamos quedando con la gente en distintos países como aquel que queda en el bar de debajo de su casa para tomar un café. Ya llevo un tiempo en esto y aún me sigue pareciendo que vaya quedando o haciendo planes con gente en distintas partes del mundo.
Falta un mes para nuestro viaje a Austin y Brasil y ya estábamos algunos planificando una excursión a Dallas a ver un partido de la NBA, con otros para cenar en un restaurante que debe ser la bomba en Austin, otros en Tokyo para pasear, otros en Kyoto para intercambiar información de que visitar, con otros en el aeropuerto JFk de NYC para continuar viaje al siguiente destino……
Es increíble la suerte que tenemos al trabajar en cosas que nos permiten viajar, conocer sitios, culturas, vivir acontecimientos especiales y además siempre haciendo algo que nos gusta, o más bien diría yo que nos apasiona. Porque como hablábamos esta misma semana en una cena, nuestro trabajo es muy pasional. Te tiene que gustar mucho lo que haces para poder seguir el ritmo, sino verdaderamente puede ser una tortura. Somos realmente privilegiados por tener trabajo, por hacer lo que nos gusta, y por poder vivir un montón de experiencias fuera del alcance de la mano de la gran mayoría de la gente.
Próxima parada Singapore, sitio alucinante.

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