jueves, 25 de junio de 2015

AUSTRIA 19-21 JUNIO 2015


Segunda visita a Austria, ese pequeño y discreto país que se encuentra en el centro de Europa y del que como me comentaba Carlos Castella un día, prácticamente nadie sabemos nada. Ciertamente es un lugar muy interesante, con una frondosa vegetación y en el que prácticamente nunca sucede nada.
Un lugar muy típico centro europeo, donde todo esta perfectamente organizado y protocolorizado. Un sitio que invita a la calma, al bienestar. La verdad es un sitio al que acudir en busca de tranquilidad.
Pero para romper esa tranquilidad llegaba por segundo año consecutivo hasta la localidad de Spielberg, a unos 80kms de la algo más famosa Graz donde nosotros teníamos nuestra base para este gran premio.
En mi caso volaba de Bilbao a Munich y de allí a Graz. Un viaje muy cómodo y sin sobresaltos como corresponde a una aerolínea alemana (LH).
Una vez aterrizado el tiempo era bastante lluvioso así que cogí el coche y me dirigí al circuito ya que había que ubicar nuestro camión estudio. Un trayecto que habitualmente lleva poco más de una hora, pero que por la climatología me costo algo más del doble. Así que con paciencia y con muchísima hambre, me había levantado a las 04am y eran casi las 15pm, fui a desempeñar la labor del día.
Sorprendentemente en esta ocasión fue todo bastante fluido, así que cuando la cosa empezó a estar más o menos clara me baje al pueblo de Knittelfeld a comer algo a un sitio que ya conocía del año anterior.
Ya bien entrada la tarde y después de adelantar algo de trabajo del día anterior volví a Graz, había que hacer el check in en el hotel y salir a cenar, con el recuerdo de que todos los establecimientos cerraban muy temprano y corría el riesgo de quedarme sin cenar, así que rápidamente hacia el hotel. Una vez allí volví a darme cuenta que estábamos en un lugar especial.
Por la mañana a la hora de coger el coche llegué a la oficina de alquiler y el procedimiento fue muy sencillo. Les dije que tenía una reserva y les deje encima del mostrado mi identificación y mi carné de conducir. La chica que me atendió se extrañó al ver que tenía una reserva de un día y que al día siguiente volvía a coger otro coche. Me preguntó cual era el motivo, le explique que necesitaba poner un segundo conductor para el coche y nos habían dicho que como tenía que estar presente a la hora de la recogida lo habíamos hecho de esa manera, dividiendo la reserva en dos. Enseguida lo entendió y me dijo que si quería podía coger ese coche y poner el segundo conductor al día siguiente cuando llegase sin necesidad de cambiar el contrato ni de vehiculo. Sorprendente cuando en otros lugares casi te piden una muestra de sangre para poder hacer el alquiler. Le dije que adelante y me dio directamente la llave del coche. Ni me cogió la identificación ni el carné de conducir ni nada de nada. Todo extrañamente sencillo.
A la hora de hacer el check in en el hotel más de lo mismo. Llegué, les dije que tenía una reserva a mi nombre y enseguida me dieron la habitación que ya estaba preparada y únicamente me hicieron firmar un papel de entrada. En esta ocasión tampoco me pidieron identificativo alguno.
Da gusto cuando te encuentras cansado y todos estos procedimientos van así de ágiles.
Llegué a la habitación y después de dejar las maletas y lavarme la cara me fui directamente a cenar, eran cerca de las 21h y corría el altísimo riesgo de quedarme sin cenar, así que me bajé al centro a buscar algo para cenar rápidamente y poder meterme en la cama.
Fue relativamente sencillo cenar, tiré de clásico currywurst y napolitana de chocolate y a dormir.
Cuando volvía hacia el hotel me resultó curioso un paso de cebra que había en el centro. Otra vez el método austriaco. Todo perfectamente organizado para que no haya dudas y todo fluya perfectamente.
Insisto es un país en el que se dejan pocas cosas al azar y que para la mentalidad mediterránea puede llegar a ser aburrido, pero al menos es sorprendente.
Un hecho curioso sucedió el sábado que me hizo ver hasta que punto somos tan diferentes. Estaba por el paddock haciendo alguna gestión cuando me dijeron que había habido un atentado en Graz. Al principio pensé que me estaban tomando el pelo, en un sitio tan organizado no te esperas algo así, y cuando me dijeron que era cierto buscamos noticias en prensa y efectivamente. Un loco había empotrado el coche contra una multitud que estaba viendo un acto en la plaza central de Graz, a esa misma plaza donde yo solía acudir cada noche a cenar, y después salió del coche y con un cuchillo empezó a asestar puñaladas a la gente. Una locura.
 Esa noche habíamos quedado unos cuantos para cenar y camino del restaurante pasamos por la plaza. Había un silencio sepulcral. Había una enorme cantidad de gente concentrada reprochando el atentado pero con un respeto enorme. La plaza cerrada, con algo más de presencia policial que otros días el tráfico cerrado, pero todo muy sobrio, muy natural.
En ciertas esquinas de la plaza habían depositado velas para recordar a las victimas y como símbolo de respeto. La verdad es que imponía respeto.
 
En cuanto al resto de semana en el circuito, la verdad es que ha sido una de las más calmadas que recuerdo. Muy pocos sobresaltos y al tenerlo todo más o menos organizado con anterioridad había poco margen a la improvisación.
Uno de los actos más destacados fue el paseo-entrevista que nos concedió Fernando Alonso el jueves.
Una entrevista de casi media hora en la que nos hizo un brevísimo recorrido por su historia en la F1. Una cosa bastante interesante.
Luego en lo que en actividad en pista se refiere, la verdad es que ninguna sorpresa. Como siempre los Mercedes marcando la pauta y el resto intentando pelear por ser terceros. Un susto destacable fue lo ocurrido nada más comenzar la carrera cuando a las pocas vueltas un accidente hizo que el McLaren de Alonso se subiese literalmente al Ferrari de Kimi. A posteriori y visto a cámara lenta te das cuenta que efectivamente esta gente se juega la vida en cada carrera, por lo que el respeto ante ellos es máximo.
Y así concluía un muy tranquilo GP de Austria. El lunes muy muy tempranito volvía a casa. Después de trece años tenía la oportunidad de celebrar mi cumpleaños en casa. Siempre me toca estar en algún evento muy lejos de mi casa así que esta vez al ver que podía regresar a casa y hacer una pequeña celebración el madrugón no costó tanto.
Un detalle fue el de la tripulación del vuelo de Lufthansa que me llevaba a casa. Me dejaron una felicitación y un regalito al ver que era mi cumpleaños. Esos pequeños detalles son los que marcan la diferencia.
Y así volvía a casa, cuando además me encuentro con la sorpresa de encontrarme en Alemania con un compañero y amigo, Juan Cruz, que volvía de San Marino de hacer Superbikes. Tarde o temprano tenía que pasar que los miembros del club “isotermos por el mundo” nos encontrásemos en algún aeropuerto del mundo. Es más fácil que nos encontremos en algún aeropuerto perdido del globo que en casa y eso que todos los miembros del grupo vivimos a menos de 80km unos de otros. Únicamente nos vemos en una comida que organizamos allá por diciembre cuando las temporadas de coches y motos han finalizado.
Ahora estos día a descansar en casa y a preparar el siguiente GP en Silverstone, una de las cunas del automovilismo y el sitio con los aficionados más entendidos.

martes, 9 de junio de 2015

CANADA 5-7 JUNIO 2015


En plena temporada europea hacemos un break y damos un salto a Canada, a Montreal un lugar que merece muy mucho la pena.
Decíamos que estábamos deseando salir de Europa para que todo fuese un poco más sencillo y después de esta carrera lo reafirmamos. Y eso a pesar de que este GP desde luego no es uno de los más sencillos en cuanto a desarrollo del trabajo se refiere. Aquí la cuestión logística es un tanto complicada, pero el ambiente que lo rodea y la maravillosa ciudad que es Montreal hace que todos consideremos este como una de las carreras preferidas de la temporada.
El viaje no es excesivamente pesado, en mi caso la ida fue vía Amsterdam con una escala larga allí pero que mereció la pena. Luego el viaje sigo reafirmándome que KLM cada vez me gusta más para viajes largos. Los aviones son cómodos, la  tripulación amable, la comida muy buena, el espacio entre asientos suficiente. Vamos que pocas pegas se les puede poner.
Una vez aterrizado en Montreal el protocolo de todos los años. Sigo diciendo que esta gente es muy amable y en mi caso todos los años desean darme la bienvenida personalmente. Todos los años me toca pasar por la oficina de inmigración, el año pasado para preguntarme porque no había ido los dos años anteriores, y este año para preguntarme porque entraba con un pasaporte distinto. Eso si con mucha amabilidad.
Este año cambiábamos de hotel, en esta ocasión uno bien céntrico. En pleno downtown y de la zona de shopping y de ambiente, así que no nos podíamos quejar. De lo que vamos de temporada creo que es uno de los que más me ha gustado.
Con la diferencia horaria cuando fuimos a “cenar” ya era muy tarde para nuestros metabolismos; cenar allí a las 21h significa que para nuestro cuerpo son las 3am así que no sabes muy bien si pedirte una hamburguesa o un café con leche. Y en esta ocasión a mi cuerpo no le gustó demasiado la opción elegida y al día siguiente se estuvo tomando la venganza. Eso sí me acordé de un remedio de un amigo mio que me recomendó un jarabe que venden en USA y Canada; el Peptobipmol. Mano de santo. Fui a la farmacia compré un bote pequeño y con una sola toma mi estomago revivió. No hay nada como hacer caso a las recomendaciones de los buenos amigos.
Ya el miércoles en el circuito fue cuando tocó preparar todo lo necesario para el resto de la semana. Reuniones varias. Peticiones más o menos complejas, visitas a compañeros de equipos y teles y esta semana si ha habido un poco de “padokeo”. Últimamente solo visitaba el paddock por cuestiones puramente laborales, a pesar de que algunos de mis compañeros pensaban que estaba allí petardeando. Esta semana si, me ha dado tiempo a tomar algún café, alguna charla, muchas risas y alguna que otra foto que me han hecho. Algunos estaban con la pistola cargada para en cuanto me veían petardeando hacerme saber que me tenían vigilado. Todo desde las risas que se echan conmigo. Tienen una imagen mía bastante distorsionada de la realidad, pero si no fuese por esos momentos de pique sano que tenemos, esto sería muy duro así que más vale tomarse todo a broma y reírse. Unas veces toca que se rían de ti y otras veces te toca a ti reírte de ellos. Tengo que decir que tengo algunos muy buenos compañeros que hacen que la convivencia sea más sencilla.
Para esta semana teníamos varios set preparados, uno en el muro de los campeones, otro en el paddock y otro en el casino de Montreal. Un lugar ciertamente curioso. La primera vez que entré allí me resulto sorprendente. Ya el de Singapore me pareció sorprendente por su gran tamaño; este en cambio me sorprendió por la enorme cantidad de gente que hay dentro jugando. Es alucinante la de personas que había, y eso que no pude acceder a la zona de “grandes jugadores” que estaba restringida.
Tuve que hablar con el departamento de atención al cliente y con seguridad para solicitar los permisos pertinentes, y este año también me dieron todas las facilidades del mundo para poder hacer una parte de nuestro programa desde sus instalaciones.
Este viaje iba yo con el presentimiento de que algo iba a suceder que nos iba a complicar la existencia, pero no ha sido así. Todo se ha desarrollado más o menos dentro de la normalidad y nos ha dado tiempo a poder disfrutar de esta gran ciudad.
En mi caso me suele gustar dedicar un día a hacer compras, ya que suelen estar en rebajas y los precios son muy buenos así que todos los años algo suele caer.
Y otro día lo suelo dedicar a pasear, a perderme por la ciudad sin más objetivo que ver sitios y gente. Es una ciudad que merece mucho la pena. Este año he descubierto una nueva zona que no conocía en la parte alta Mont Royal, una zona un poco más alternativa y que me queda pendiente para años posteriores.
Una semana completa en la que nos ha dado tiempo a todo, incluso a algo que no habíamos hecho esta temporada; ir a la fiesta post-race.
Algunos de nuestro equipo aún no habían ido a ninguna de esas tan afamadas y por otra parte sobrevaloradas fiestas de después de las carreras.
Así que el domingo después de terminar y pegarnos una ducha, nos fuimos a cenar cerca de Notre Damme y después nos fuimos a la fiesta de The Code 20. Habíamos tenido que hacer gestiones previas para poder conseguir las ansiadas pulseritas que te dan acceso y allí que fuimos. Lo que allí pasó es digno de otro relato, pero para resumir mucho la fiesta podemos aplicar la frase de “lo que sucede en Montreal, se queda en Montreal”.
Además de gente normal allí había pilotos, gente de equipos, prensa, todos mezclados y en un tono muy distendido. En un garito que estaba bien y que tenia diferentes performances.
La verdad es que no puedo contar mucho de lo que pasó. Solo que al día siguiente cada uno se acordaba de unas cosas y no todos de lo mismo. Eso sí nos reímos muchísimo y los que nunca habían estado salieron ojipláticos y boquiabiertos.
Al día siguiente coger el avión a casa fue una odisea, algunos no saben muy bien como lo cogieron y otros hicimos el viaje desde antes de despegar hasta el aterrizaje dormidos.
Ahora aprovechando la escala en París aprovecho para escribir esto porque creo que voy a necesitar un par de días para recobrar las energías.
Próximo destino Austria, destino a priori tranquilito en el que espero podamos hacer una pequeña celebración.