Quien me iba a
decir a mi allá por 1994 cuando empecé a estudiar esto de la tele, que en 2015
iba a comenzar mi cuarta temporada de Formula 1. Por aquel entonces mi ilusión
era poder ser cámara de televisión. Pasado un tiempo descubrí la adrenalina de
los informativos, que enganchan bastante. Más tarde fruto de la casualidad
conocí los directos y las unidades móviles y eso si que fue como una droga que
te atrapa y de la que es muy difícil salir.
Estos días
atrás decíamos unos cuantos compañeros que para poder trabajar en esto hay que
tener un punto bastante grande de locura. Y a pesar de que nosotros decimos que
somos “gente muy normal”, es verdad que no podemos estar muy cuerdos cuando por
nuestro trabajo pasamos un montón de tiempo fuera de casa, nos pegamos unas
palizas de kilómetros que no están escritos, modificamos nuestros ciclos
vitales en función de a que parte del mundo nos movamos y establecemos unas
relaciones sociales completamente distintas a las habituales. Nos creamos una familia
paralela en la que forzosamente nos tenemos que apoyar si queremos que nuestro
día a día sea sencillo.
Pero bendita
locura. Este 2015 comienzo mi cuarta aventura en el circo de la F1, un enorme
Gran Hermano que viajamos alrededor del mundo y en el que aunque cuesta un poco
integrarse, una vez lo consigues resulta una aventura enormemente
enriquecedora. Creo que en ninguna escuela ni universidad del mundo iba a haber
aprendido tanto de la vida como en estos últimos años. No tiene precio lo que
aprendes, la gente que conoces, las culturas tan diversas que descubres, lo
diferentes e iguales que somos en todas las partes del mundo, algo impagable
con solo dinero.
Esta semana
viajaba por tercera vez a Australia, justo al otro lado del mundo, a una ciudad
que muchos coincidimos es una de nuestra favoritas en el campeonato Melbourne.
He de reconocer que estoy enamorado de esa ciudad, sus gentes, su ambiente, sus
calles, la energía positiva que transmite. Es como una limpieza y recarga de
energía para el cuerpo.
Ese gran
handicap que es tardar casi tres días en llegar esta totalmente compensado por
lo que te da Australia cuando llegas. El par de días que tienes de jet lag lo
compensas recorriendo la ciudad y viendo calles, mercados y perdiéndote por
sitios que el destino te lleva.
En nuestro
caso cuando llegamos después de pasar todos los trámites burocráticos hicimos
el check in en el hotel, que este año estaba muy bien situado, y para combatir
el cambio horario decidimos ir a visitar el Victoria Market, un mercado en el
que puedes encontrar desde comida, ropa, regalos, y una galería de
establecimientos de comida en la que puedes comprar productos para consumir
insitu. Y allí hicimos acopio de viandas y preparamos un pic-nic típico español
en plena calle de Melbourne.
Era martes y
después de un pequeño paseo nos acercamos a recoger nuestra acreditación de
temporada y a Albert Park, al circuito a asegurarnos que todo el material había
llegado y estaba en proceso de instalación
como así era.
Fruto del
cansancio el viaje en furgoneta fue de lo más entretenido. Nadie se salvo de la
vacilada de turno, todos nos metimos con todos, risas generalizadas y de ahí
salió una idea que en el futuro habrá que darle una vuelta, colocar una cámara
en el interior del coche y grabar nuestros viajes. Estoy convencido que sería
un programa de enorme audiencia y casi seguro mas divertido que algunas de las
carreras que últimamente vemos. Eso si, no descarto que después de ver esas
imágenes alguna autoridad decidiese meternos en la cárcel o en algún centro de
salud mental, porque la verdad es que muy cuerdos no estamos.
El día
concluyó con una cena de esas que hacen historia y no precisamente por su
contenido o calidad.
Al día
siguiente nuevo día en el circuito, donde aún estaban dando los últimos
retoques para tenerlo todo a punto para la carrera.
Nosotros
teníamos que preparar nuestra logística. Desde ver donde estaban ubicados los
principales referentes hasta encontrar sitios desde donde poder hacer
diferentes conexiones y establecer nuestro punto de referencia en el paddok
para hacer nuestros programas.
Elegimos dos
ubicaciones, una para el programa de presentación de la temporada que haríamos
al día siguiente a las ocho de la mañana horal local, prime time en España, y
que nos obligó a darnos un buen madrugon.
Cuando
empezaban a llegar el resto de compañeros de otras teles nosotros ya estábamos
en directo. Ese día fuimos “trending topic” en el paddok; los locos de
MovistarTV ya estaban en directo a las ocho de la mañana.
La otra
ubicación iba a ser nuestro cuartel general para el resto de días en un paddok
en el que durante todos los días había una actividad incesante. En cualquier
sitio había un evento, unos invitados, teles en directo, famosetes de turno etc
etc. Es uno de los paddoks con mas actividad del mundial pero en el que las
cosas se hacen con mucho orden y rigor. Un ejemplo a seguir.
Así
transcurrieron el resto de días de la semana. Además de la actividad propia de
la F1 había una gran cantidad de actividad dentro y fuera de la pista. Un montón
de categorías de motorsport y
exhibiciones en la pista. Y fuera de ella un monton de exposiciones,
animaciones y exhibiciones aéreas de todo tipo desde patrullas aéreas acrobáticas,
un caza F19 que varios días sobrevoló el circuito con un enorme estrépito que
nos reventaba los tímpanos, y el espectáculo de ver sobrevolar sobre nuestras
cabezas a no demasiada altura de un gigantesco A380 haciendo diversas piruetas
que ciertamente impresiona. Ver como ese enorme mastodonte puede hacer
movimientos tan sublimes.
Y en lo
referente a la actividad deportiva en
sí, nuevo dominio absoluto de los Mercedes, que creo van a ser los dominadores
absolutos de este campeonato. Según los rumores que circulan por el paddok
hasta bien entrada la temporada no habrá nadie que les pueda hacer sombra.
Y así de
rápido se nos pasó la semana a todos. También tuvimos nuestros inconvenientes a
los que cada uno se sobrepuso como buenamente pudo. Algunos con más fortuna que
otros, pero finalmente conseguimos sacar adelante nuestro objetivo, que no era
otro que enseñar los Formula 1 “como nunca antes la habías visto”.
Una vez
terminada la carrera nuestro equipo comenzó la desbandada a casa. La gente
empezó a salir en varios grupos.
En mi caso fui
el último en salir, el lunes por la noche. Antes de eso
tuve tiempo de visitar un barrio que solo conocía de noche y que es uno de los
mas alternativos de la ciudad. Barrio lleno de cultura de gente joven y con una
energía muy especial, Fitzroy.
Antes hubo que
hacer el típico shopping para algunos encargos recibidos y después quedé con
dos compañeros Javi e Iker para ir a hacer fotos por Fitzroy a sus calles y sus
famosos grafitis.
Más tarde se
nos unió Diego y los tres estuvimos fotografiando grafitis, comiendo en un
restaurante vegetariano que encontramos por casualidad y que estaba muy bueno,
especial mención a un pastel templado de chocolate que quitaba el sentido.
Y después
paseíto por la ciudad, café en la terraza del Cookies, restaurante donde una
noche fuimos a cenar pero que estaba tan lleno que no pudimos encontrar mesa,
compra de últimos souvenirs y fotos antes de pegarnos una ducha y dirigirnos al
aeropuerto a coger el avión de vuelta a casa, a descansar unos poquitos días
antes de volver a salir al siguiente destino Malasya.
En mi caso el
viaje de vuelta resultó un tanto duro ya que viajaba con una infección en el
oído y la garganta que lo hizo un poco mas difícil. Pero en contraposición el
viaje lo hice con antiguos compañeros de A3 y una nueva compañera del canal F1
Latinoamérica con los que hicimos unas buenas risas.
Ahora ya en
casa, toca reponerse de la infección, del jet lag y del cansancio acumulado
para dirigirnos a Sepang un GP climatológicamente complicado pero al que
también tendremos que sobreponernos. Eso será la próxima historia y ya la
contaremos.
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