domingo, 19 de octubre de 2014

GP SOCHI – RUSSIA 10-12 Octubre 2014


Por primera vez en la historia moderna la Fórmula 1 llegaba a Rusia más concretamente a Sochi lugar donde pocos meses antes se han disputado los últimos JJOO de invierno.
Toda la familia de la F1 volábamos aún traspuestos por el terrible accidente de Jules Bianchi en Japón. 
 En nuestro caso viajábamos de Tokyo a Sochi vía Moscu en un largo viaje de diez horas y desde allí otra hora y media hasta Sochi, donde llegábamos a última hora del día. El vuelo estaba prácticamente formado por personal de F1, viajábamos gente de las teles, pilotos, ingenieros de equipos, directores de scuderia y un largo etcétera. Recordaba con algún compañero la gran diferencia de este vuelo con otros en los que hemos viajado que también estaba compuesto en su gran mayoría por gente de los medios. Este vuelo fue muy tranquilo casi casi ejemplar, pudimos leer, ver alguna peli, dormir un rato…. Recordábamos otros vuelos charter de alguna federación deportiva en los que la mala educación es lo predominante. Desde no dejar descansar al que quiere, malos modos con la tripulación, alcohol en exceso etc etc. Aún recuerdo mi último viaje de ese tipo en el que un “querido fotero” sobrepasado por todo tipo de sustancias se empeño en no dejar dormir al personal. Para más mala suerte mía me toco justo en el asiento de detrás mío e hizo que mi paciencia se terminase y en un momento dado me girase y con los ojos inyectados en sangre le amenazase con partirle sus extremidades si volvía a dar un golpe a mi asiento. Tan mala leche me debieron de ver que sus propios compañeros de medio que se lo llevaron a otra parte del avión donde siguió dando el coñazo. Desde luego que no hecho nada de menos viajar en esos vuelos. 
 Cuando aterrizamos en Rusia procedimos a lo habitual, recogida de equipaje, divisa y alquiler de coche. En esta ocasión lo hacíamos a través de una agencia de viajes que nos proporcionaba los coches. Ya días antes habíamos solicitado GPS y nos decían que no tenían así que tuvimos que comprarlos nosotros mismos. Luego a la hora de la recogida del coche nos hicieron firmar unos documentos en ruso sin ninguna traducción a otro idioma que no daba nada de buena espina, más viendo que los coches tenían una pinta sospechosa, parecían utilitarios normales que nos los alquilaban esa semana. Algunas matriculas estaban puestas con bridas, en la guantera había CD de música local, olían a tabaco, vamos que distaban mucho de ser el típico coche de alquiler de las agencias habituales.
Esto que parecía un detalle insignificante nos vino a indicar como era la realidad de este país.
Así llegamos al hotel cuyas instalaciones estaban bien, eran nuevas y estaban limpias daban buena espina hasta que intentabas conseguir cualquier cosa del personal del hotel. No se si en alguna ocasión me ha tocado un personal tan desagradable como el de este hotel. Parecía que les molestaba nuestra presencia porque todo eran malas caras y malos modos. Cuando llegabas al desayuno y después de esperar un rato al ver que  no aparecía nadie te sentabas y cuando llegaba la persona responsable del comedor te echaba una bronca sin venir a cuento. Pedías algo que ya estaba agotado o casi y te miraban con mala cara y se ponían a refunfuñar.
Otro día después de llegar de trabajar intentamos pedir algo de cena en el bar del hotel y la camarera de turno se empeño en jugar al juego del gato y el ratón. Iba a la barra a pedir y ella se iba a la otra esquina de la barra. Te acercabas donde estaba ella y se volvía a escapar y así hasta que te cansabas te cagabas en lo más barrido y le tirabas la carta a la barra, con lo cual te ibas a dormir sin cenar y cabreado. O la vez en que pedías la cena, no te servían todo y te lo cobraban y tenias que volver a discutir con ellos.
No se si todos los hoteles de Sochi son así pero el nuestro era desesperante. En mi caso algún día no cené y en otras ocasiones salimos al pueblo más cercano Adler a cenar. Un día fuimos a un sitio donde nos atendió una camarera que hablaba algo de inglés y nos tradujo la carta haciendo un esfuerzo para que estuviésemos cómodos, aún cuando había un grupo de música que estaba cantando en directo con el volumen a todo trapo que impedía la conversación; y en otra ocasión encontramos un restaurante asiático cuya cena fue muy correcta y además barata.
Para seguir con el carácter de los rusos, todos los días teníamos que pasar grandes controles de seguridad al entra al circuito. Todo el personal acreditado pasaba los controles, lo que era un suplicio porque además no servían de mucho. No dejaban pasar cosas como herramientas, con lo cual tenías que discutir diciendo que las necesitabas para trabajar y después de un tira y afloja conseguías pasarla. En el caso de las mujeres tampoco les dejaban pasar lacas, colonias, desodorantes, etc y lo mismo después de discutir lo conseguías meter. Y el caso más gracioso era cuando te prohibían meter todo tipo de comida al recinto. Y allí llegábamos nosotros con comida para cuarenta personas. La pasabas por el scanner, los militares la miraban con cara de incredulidad y el primer día dijeron algo pero cuando les dijimos que no la íbamos a dejar allí y que la íbamos a pasar se quedaron sin saber que hacer y la conseguimos pasar. El resto de días nos limitábamos a pasarla por el scanner y pasarla sin darles pié a que dijesen nada.
 Otra anécdota de los controles de acceso me ocurrió con mi reloj. Al pasar el control tenias que demostrar que los teléfonos, walkies o cualquier instrumento que llevabas funcionaba, luego te miraban la acreditación te la ponían junto a la cara y comprobaban que eran la misma persona, pasabas el arco y continuabas. Eso en el mejor de los casos. En mi caso uno de los militares se encaprichó de mi reloj y pretendía que me lo quitase y se lo diese. A lo cual me negué. Hice pasar varias funciones para que viese que funcionaba pero insistía en quedárselo. El lo pedía en ruso y yo me negaba en castellano, total no nos íbamos a entender de ninguna manera. El volumen subía y yo me negaba, así que al final continué mi marcha y el ruso se quedo sin reloj. 
Al otro lado estaba un compañero de DHL que me dijo que con el también lo había intentado y que tampoco le había dado el reloj, pero que había visto como a otros si se lo habían quitado. Conmigo lo intentaron otro día pero tampoco lo consiguieron.
Y para terminar con aventuras con la policía rusa, un día iba camino del circuito con el coche por la carretera habitual. Al final de un tramo me para un policía haciéndome ver que iba en dirección prohibida. Le respondo que no que es el camino que marcan los carteles hacia el circuito y el insiste en que  no. Así estamos un rato. El que no habla ni inglés ni castellano y yo que no hablo ruso, el dialogo es de besugos. Hasta que finalmente le muestro mi acreditación, el cartel que señala el circuito, le hago entender por gestos que es tarde y visto que no iba a conseguir sacarme nada me deja continuar la marcha.
Así era el día a día ruso. Una constante lucha contra los elementos y las circunstancias. La verdad es que fue difícil.
Ya en lo que se refiere al circuito en sí la verdad es que las instalaciones eran bastante cómodas para trabajar, el TVcompound quedaba un poco alejado del paddok pero nada del otro mundo.
Nada más llegar por primera vez al circuito nos perdimos, y como el que conducía era nuestro editor Miguel y nos encontramos justo delante de una de las entradas a la pista, decidimos dar una vuelta a la misma.
 Este circuito nos recordaba a una mezcla de otros; tenía un toque al urbano de Valencia, había zonas que recordaban a Korea, alguna curva a Estambul, la grada era muy similar a Montmelo. Era una mezcla de varios y en opinión de nuestros expertos Joan Villadelprat y Dani Clos con quienes también dí una vuelta al circuito es una pista exigente para el piloto. 
 Y para ir concluyendo tres imágenes.
 La primera y para no solo destacar aspectos negativos de los rusos, una foto de mi compañero Troyano de las PitBabes de Rusia. No se como lo hizo porque yo estuve mucho tiempo en el paddok y no conseguí verlas. Todas altas, rubias y muy guapas. Este es el prototipo de las rusas, mujeres muy guapas a las que un carácter más dulce no les vendría nada mal. 
 La segunda la prueba de que conseguí el reto que para esta carrera  me había marcado nuestro realizador Albert Palau. Me había pedido conseguir unos neumáticos para poder “vestir” un poco nuestros sets en el paddok.
Ya me habían dicho que era muy complicado conseguirlos ya que pertenecen a los equipos y no los suelen prestar. Pero está claro que si me dan una pequeña pista de con quien tengo que hablar, vas y le explicas lo que quieres y para que lo quieres es más fácil lograrlo. Así que con un poco de persuasión logré el objetivo y fui nombrado empleado del GP ;-)  Otros compañeros dicen que lo que estoy intentando es robar un coche pieza a pieza y que he comenzado con las ruedas jejejeje.
 Y la tercera es la celebración del título de constructores del equipo Mercedes que consiguieron en esta carrera. Durante la celebración estuve echando una mano a Iker y María además de los ENG y en un momento que ya estaba todo un poco más calmado conseguí sacar una foto de la efeméride.
Esto nos sirvió de entrenamiento para lo que se avecina el día que unos de los dos pilotos del equipo Mercedes se proclame campeón del mundo. Una locura. Aún recuerdo cuando Vetel se proclamó campeón del mundo en 2010 en Abu Dhabi, la vorágine que viví junto con mi compañero Alvarito. Todavía recordamos algunas anécdotas de aquel día.
Espero que este año estemos a la altura y ofrezcamos una buena cobertura mediática.
El primer GP ruso ya se ha terminado y ahora dos semanitas de descanso que las necesitamos para el final de la temporada. EEUU, Brasil y Abu Dhabi nos esperan para poner punto y final a la temporada 2014.

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