Han pasado
tres años desde la última vez que estuve en Singapore, por cierto lugar donde
se produjo un importante punto de inflexión en muchos aspectos.
El viaje sigue
siendo igual de largo, pero gracias a las nuevas combinaciones de aviones he de
reconocer que no se me ha hecho tan pesado como en ocasiones anteriores. Esto
de poder dividirlo en dos tramos casi iguales hace que la sensación de agobio
en el avión no sea tanta y la posibilidad de salir, estirar las piernas y
respirar otro aire menos viciado haga el viaje un poco más fácil.
Siempre surgen
las mismas dudas en estos viajes; que hay que hacer dormir? aguantar despierto?
aclimatarte al nuevo horario? seguir lo que tu cuerpo te pida? En mi caso hago
lo que mi cuerpo me va pidiendo en cada momento. Aunque también he de decir que
tengo algunas “normas” que intento no saltarme.
Mi bebida
isotónica para los vuelos, nada de bebidas gaseosas e intentar comer lo menos
posible en los aviones y lo poco que pido ser muy selectivo. El pescado ni por
asomo, y los picantes, salsas y cosas exóticas y crudas ni mirarlas tan
siquiera. Recuerdo uno de mis primeros viajes transoceánicos en el que me
envalentoné, y me llevé un gran disgusto hasta el punto de tener que cambiar mi
asiento por otro pegado a la puerta del baño.
Todo esto hace
que en mi caso los viajes los lleve más o menos bien, y unido a mi enorme
facilidad para quedarme dormido en cuanto
me siento y me abrocho el cinturón de seguridad ha hecho que en este
caso no haya tenido nada de problemas de jet lag ni de adaptación.
Así que cuando
llegamos a la ciudad nos dimos todo el equipo una ducha rápida y salimos a dar
una vuelta por los alrededores del hotel que ya conocía y gracias a mi memoria
fotográfica conseguimos llegar a una zona un poco güiri pero que estaba bien
junto al río para poder estirar las piernas, cenar algo, un trago para hacer
tiempo de irse a dormir y al hotel a descansar. Al día siguiente empezaba la
actividad y había que estar relajado.
Por la mañana
siguiente desayuno y empezó la división del equipo, unos tenían que grabar unas
cosas y otro equipo otras; quedábamos una parte que nuestra actividad no comenzaba
hasta por la tarde. Y como había un plan ciertamente atractivo nos fuimos con
Toni y Silvia a grabar un reportaje de un restaurante español en pleno centro
de Singapore, en los alrededores del Marina Bay Sans.
Restaurante
Catalunya regentado por Paul quien nos recibió en su restaurante y además de
charlar sobre la vida de los “expat” en Singapore nos deleitó con un
maravilloso menú español a 17.000kms de casa.
Paul viene de
la escuela de El Bulli, donde estuvo catorce años y su menú tiene marcadas
referencias a su cocina. Por ejemplo pudimos probar las “escerificaciones de
aceituna” o la “tortilla de patata deconstruida”. Nos mostró también el coktail
clásico de Singapore el “Singapore Slim” muy suave y rico. El menú siguió con
un tartar de tomate al que solo se le puede definir como exquisito, unas
anchoas en aceite de oliva, unos bikinis (sandwitch de jamon y queso) con
trufa, el clásico pa amb tumaca, y para rematar un cochinillo especialidad de
la casa que estaba delicioso. Todo esto prácticamente en las antípodas de
nuestra casa, acompañado por la vistas, la compañía y la atención de todo el
equipo del Catalunya que se portaron con nosotros de manera excelente, hizo que
nuestro primer día en Singapore fuese de lo mejorcito de la semana.
De ahí y con
el estomago bien lleno nos tocó ir al circuito a ver si todo seguía como lo
recordaba, hacer una primera toma de contacto con las instalaciones y saludar a
la parte técnica del equipo que estaba rematando la instalación.
Todo según lo
esperado así que cena y división unos a descansar y otros a ver como era la
noche singaporeña.
Ya el jueves
llegó toda la expedición y empezaron los acontecimientos clásicos de cada GP.
Y aquí comenzó
mi martirio de esta carrera. Una de las imágenes características de esta
carrera es la noria que hay junto al paddok y al TVCompound y nuestro
realizador Albert me retó a conseguir permiso para poder hacer algún directo
desde allí. Así que me fui a conseguir los permisos correspondientes y es
cuando me tocó sufrir el carácter asiático.
En primer
lugar en la taquilla me dijeron que no era posible, que este año no había
acceso y que había que tramitarlo con la FOM, cosa que me pareció muy extraña,
pero fuimos a preguntar a FOM y nos dijeron que no sabían nada. Así que volví y
ya empezaron a colapsarse cuando les sacas de su protocolo habitual de trabajo.
En cuanto algo les resulta extraño se bloquean de tal manera que no saben como
actuar. Total que ya era tarde y no había nadie en las oficinas y me pasan un
teléfono y un mail de una persona que se supone que es la responsable.
Le envío un
mail explicándole mi petición y al día siguiente a primerísima hora de la
mañana intento contactar con ella, pero nada, al teléfono no contesta. Al rato me
responde vía mail que hay que rellenar una solicitud. Se la envío cumplimentada
y me responde que hay un plazo de cinco días para la respuesta a lo que le digo
que lo necesitamos para esa misma tarde. Se supone que lo va a tramitar por el
procedimiento de urgencia. Se acercan las horas, intentas comunicarte de nuevo
e imposible, vuelves a la oficina y nadie sabe nada. Pides que te faciliten
hacer unas pruebas técnicas para poder posteriormente hacer el directo y no lo
consiguen entender. Te ofrecen un descuento en el precio pero no te dejan subir
equipamiento técnico, con lo cual no sirve para nada. Insistes, vuelves a
insistir y así repetidamente y la respuesta al procedimiento de urgencia es que
han pasado ya siete días y aún no han contestado, y eso que el plazo de
respuesta está en cinco días….. Total que te das cuenta que es como enfrentarte
a una pared. En cuanto algo se les escapa de lo que ellos consideran normal se
agobian de tal manera que no saben responder. Yo de todas maneras he dejado la
petición en curso para ver si hay suerte y la puedo utilizar el año que viene,
espero estar en plazo.
Así que no
conseguí el reto que me propusieron con lo cual me cabreo. Y me cabreo aún más
cuando el ultimo día de carrera me proponen otro y tampoco soy capaz de
llevarlo a cabo. Con lo cual esta carrera para mi ha sido un poco fracaso.
A parte de
esto destacar el clima. El calor aquí es insoportable y eso que nosotros
trabajamos de noche pero los momentos que es de día es muy complicado trabajar.
Además la humedad era enorme, no recordaba yo tanta humedad en mis dos visitas
anteriores.
Y si a esto le
sumamos las tormentas hacen que en momentos sea una mezcla explosiva. Como por
ejemplo en sábado por la noche justo después de la clasificación. Estábamos en
nuestro programa post y empezó el diluvio universal, una de esas tormentas en
las que parece que han abierto el grifo y no lo pueden cerrar. Suelen ser
tormentas de veinte, veinticinco minutos, pero en esta ocasión duraron mas de
dos horas y media. Con lo cual absolutamente todo el mundo terminó calado,
nuestros periodistas, técnicos, material técnico etc etc. Parecía que nos
habíamos caído en una piscina. Todos tratábamos de buscar refugio donde
podíamos, en mi caso me acogieron en el box de Mercedes donde me pude cobijar
mientras pasaba lo peor pero aún así y a pesar de estar cubierto por un poncho
acabé totalmente calado.
Y por culpa de
esta tormenta no pudimos asistir a nuestro plan principal para este GP que era
el concierto de Robbie Williams. Habíamos preparado todo para poder ir a verlo,
unos irían desde el principio y otros llegaríamos con el concierto empezado
pero al menos podríamos ver algo. Pero fue completamente imposible nuestros
planes quedaron empapados y ninguno pudimos asistir al concierto que a pesar
del diluvio universal me cuentan se llevo a cabo.
Una vez
terminada la jornada a todo el mundo extrañamente les entraron las prisas.
Seguía lloviendo, no teníamos paraguas ni chubasqueros ni nada pero todo el
mundo se quería ir. En mi caso dejé que todos se fueran estuve un rato más a
resguardo hasta que llegó mi compañera María Serrat y me fui con ella al paddok
donde me dejó y conseguí unos ponchos lo que unido a que empezaba a
amainar hizo que llegase al hotel
después de haberme dado un buen paseo y haberme podido relajar un rato.
Y el resto de
jornadas las clásicas de un fin de semana de carreras, nada destacable. Se nota
que estamos llegando al final de temporada y en todos los sitios se empieza a
notar el cansancio, la tensión, nervios pero todo dentro de la normalidad.
En mi caso el
próximo viaje es el que más miedo me da. Sobre todo porque de Singapore llegaré
a mi casa como quien dice el miércoles y el viernes parto hacia Tokyo, donde
estaremos cinco días de turisteo que yo los dividiré entre Tokyo y Kyoto para
el miércoles ir a Nagoya nuestro campo base para la carrera de Suzuka. A lo que
hay que sumar que el domingo en cuanto acabe la carrera volvemos a Tokyo donde
estaremos otro día y seguidos partiremos a Russia a Sochi donde este año por primera
vez se disputa una carrera con todo lo que ello conlleva.
A mi
particularmente me da mucho miedo porque estamos a final de año, son muchos
días seguidos fuera de casa y no se que nos vamos a poder encontrar en Russia.
Pero bueno habrá que sacar fuerzas de donde podamos y talante, mucho talante y
diplomacia que van a ser más necesarias que nunca.
Veremos….
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