Este
año estrenamos circuito y por primera vez tras veintitrés años la Formula 1
volvía a México. Es bueno que haya nuevas localizaciones y además fuera de la
zona asiática que es hacia donde más nos dirigíamos últimamente.
Pero
todo tiene su contrapunto y para todos los que trabajamos en este circo
estrenar un circuito es un enorme sacrificio. Todas las instalaciones se suelen
encontrar sin concluir y nos suele tocar que luchar contra un montón de
imprevistos que complican y mucho nuestro trabajo.
Y
este no ha sido una excepción. Ya para
comenzar el problema era llegar a las instalaciones desde el hotel. En nuestro
caso había una distancia de 15 kilómetros que por la mañana nos costaba una
media hora, pero una vez concluida la jornada regresar nos ha llegado a costar
hasta dos horas por el caótico tráfico de la ciudad de México. Si yo tuviese
que sufrir este tráfico todos los días o bien abandonaba el trabajo o bien
abandonaba la ciudad. Aquí todo el mundo lo da por sentado pero creo que sufrir
estos atascos te quita años de vida.
Ya
en el circuito cuando llegamos y nos encontramos nuestras “caracolas” nos
pareció que era una broma que nos estaban gastando. En realidad eran cuatro
cubículos de cartón-piedra en los que teníamos que desempeñar nuestro trabajo.
Sin ningún tipo de insonorización, estanqueidad, paredes de papel en las que se
escuchaba absolutamente todo lo que pasaba en la sala del al lado, con lo cual
se colaban todos los sonidos no solo nuestros sino también de los demás
broadcasters que se estaban en las instalaciones.
Para
más inri justo encima nuestro se encontraban una parte delas instalaciones del
paddock club, con lo cual la música de ellos hacia que pareciese que
estuviésemos en un garito y no en una zona de trabajo.
Otras
fueron un poco más afortunados a priori porque se encontraban fuera de nuestra
carpa y tenían “caracolas” de verdad, lo que no esperaban era que tenían junto
a ellos los baños del tvcompound, tanto los fijos como los móviles que
trajeron. Resultó que al segundo día ya se encontraban atascados y sin agua con
lo que el olor era nauseabundo.
La
zona de paddock estaba un poco mejor, pero los primeros días veías como estaban
poniendo remiendos y parches por todos los lados. También resultaba curioso el
mal olor que había en el paddock y que nadie supo saber de donde provenía, yo
creo que era abono para las plantas decorativas, pero tampoco lo tengo
demasiado claro.
Y
en lo que se refiere a la pista, los pilotos decían que rodar sobre ella era
como hacerlo sobre un cristal mojado. Parte de los compuestos del asfalto aún
supuraban y hacía que el aceite saliese a la superficie y resbalase
enormemente. De ahí la cantidad de accidentes y salidas de pista que hubo
durante todo el fin de semana.
Todo
más o menos según lo esperado así que lo único que nos queda es armarnos de
paciencia e intentar que todo este caos no te supere.
Otro
gran inconveniente que afectó a gran parte de nuestro equipo es lo que por aquí
denominan el “mal de Moctezuma” que no es otra cosa que el mal de altura. La
ciudad de México se encuentra situada a 2300mts sobre el nivel del mar y como
me decía un preparador físico de uno de los pilotos a partir de 2100mts ya se
considera gran altitud. Vivir a esta altitud puede desencadenar varias
alteraciones, desde cefaleas, vértigos, deshidratación, vahídos, diarreas etc
etc. A nuestro equipo sobre todo les afectó las diarreas, una mezcla de altitud
y de comida en puestos callejeros hicieron que unos cuantos estuviesen tocados
toda la semana.
Además
de esto nuestra compañera Silvia tuvo un percance en el circuito con las vallas
de seguridad y se fracturó un dedo de un pie, con lo cual tuvimos que llevarla
al medical center y allí le tuvieron que reducir la fractura y entablillarle el
pie, con lo que el resto de días estuvo sentada en su puesto sin poder moverse
y con el pie en alto.
Pero
el gran susto nos lo dio otro de nuestros compañeros que en plena cena se
empezó a encontrar indispuesto y se desmayo. Enseguida aparecieron los
servicios médicos del hotel y le trasladaron a su habitación donde no le
conseguían subir la tensión con lo que hubo que llamar a una ambulancia para
que le estabilizaran. Nos pegó un gran susto que no olvidaremos fácilmente.
Todo se quedó en eso, en un susto y al día siguiente ya se incorporó a trabajar
contra la voluntad de producción, que hubiésemos querido que se quedase un día
descansando en el hotel.
Así
que ha sido un gran premio de lo mas entretenido. No hemos tenido demasiado
tiempo para aburrirnos, más bien todo lo contrario, todo el equipo hemos
terminado bastante agotados y los pocos ratos que hemos tenido hemos
aprovechado para descansar. También hemos tenido alguna celebración de
cumpleaños de tres integrantes de nuestro equipo y una cena en un restaurante
de comida fusión vasco-mexicana, el Biko de Bruno Oteiza quien nos preparó un
menú degustación excelente.
En
definitiva ha sido un GP distinto a lo habitual, no se si considerarlo mejor o
peor, pero lo que nos hemos encontrado ha sido ciertamente diferente a lo
habitual.
Ahora
nos vamos unos días a descansar a la Riviera Maya, más concretamente a Playa
del Carmen donde el objetivo de los que vamos es descansar y desconectar todo
lo posible para afrontar las dos carreras que nos quedan con el máximo de
energías posibles que a estas alturas de temporada ya son más bien escasas.
Siguiente
parada Sao Paulo, GP de Brasil donde algunos llevaremos un mes fuera de casa y
donde creo que notaremos el cansancio.
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